Por Lucy Calderón
Conocidos popularmente como corales cuerno de ciervo, por la similitud de su estructura con la de la cornamenta del mamífero en mención, los corales Acropora cervicornis son de los corales más importantes en la región del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), porque son constructores del arrecife.
Gracias a su fuerte sustrato y a su peculiar forma, los A. cervicornis ofrecen refugio a peces juveniles y protegen a las comunidades costeras contra fuertes oleajes.
Sin embargo, son pocos los lugares del Caribe que aún tienen grandes extensiones de esta especie de coral. Uno de ellos es el Sitio de Importancia para la Vida Silvestre, Banco Cordelia, situado en el suroeste de la Isla de Roatán, Honduras, donde la cantidad de individuos de A. cervicornis es impresionante, señala el biólogo marino Steve Canty, coordinador del Programa de Conservación Marina del Instituto Smithsonian.
“El número de estos corales que hay en ese banco sorprende, sobre todo, después de la masiva mortandad -a causa de un agente desconocido-, que en la década de los años 80 redujo su presencia en el Caribe, incluyendo el SAM, cuando se perdió aproximadamente el 90 por ciento de ellos. Además, esta población logró recuperarse de un evento de blanqueamiento que afectó a los corales de Roatán hace unos cuatro años y sigue sobreviviendo, a pesar de estar ubicada muy cerca de muelles de cruceros y de la cantidad de contaminantes que recibe de las poblaciones cercanas”, añade Canty.
Y son precisamente esos signos de vitalidad y resiliencia de los A. cervicornis del Banco Cordelia, los que lo convierten en un sitio de interés no solo turístico sino científico, al ser fuente de propágulos (larvas coralinas) con potencial para repoblar las comunidades arrecifales en la región del SAM.
Por lo anterior, la organización The Coral Reef Alliance (CORAL) impulsó el estudio de la diversidad genética de los corales del Banco Cordelia, es decir, el número total de características genéticas diferentes entre ellos. Dichas diferencias son un componente básico de la biodiversidad, y a mayor diversidad genética, mayores probabilidades tienen las especies de sobrevivir a los cambios del ambiente.
Para llevar a cabo dicha investigación, CORAL contactó a Steven Canty, quien junto con sus colegas científicos Graeme Fox, Jennifer K. Rowntree y Richard F. Preziosi produjeron el estudio titulado: Estructura genética de una población remanente de Acropora cervicornis. El mismo fue publicado en febrero 2021 por la revista Scientific Reports (el artículo es de acceso abierto).
El sumario de dicho documento señala que: “Entre el declive global de los arrecifes de coral, sitios que dan esperanza, como el Banco Cordelia, en Honduras, han sido identificados. En este habitan densos remanentes de la especie de coral en peligro de extinción Acropora cervicornis, que los administradores locales y las organizaciones de conservación ven como una población, fuente potencial para proyectos de restauración de coral”.
De acuerdo con Canty, en CORAL, además de interesarse en el conocimiento de este importante banco coralino para la región del SAM, querían tener evidencia científica sólida para actualizar su plan de manejo.
Sin embargo, ¿cómo manejar los corales si se desconoce su biología? Por eso, él y sus colegas efectuaron el mencionado estudio.
Proceso de toma de muestras
El Banco Cordelia es un área protegida formada por cuatro bancos coralinos en los que hay presencia de A. cervicornis, tiburones y un sitio de desove de pargos y meros. Las muestras para el estudio se tomaron en 2014 en tres de esos bancos: Big Cay; Cordelia Shoal y Smith Bank, exceptuando a Little Cay debido a limitaciones climáticas.
La bióloga Mayra Núñez Vallecillo fue una de las investigadoras que participó en la colecta de muestras. Mayra describe al Banco Cordelia como un paraíso bajo el mar, e indica que haber participado en este trabajo de campo, la ayudó a ampliar sus conocimientos sobre los arrecifes coralinos. De acuerdo con la bióloga, investigaciones de este tipo son importantes para generar herramientas de manejo y conservación adecuadas para la protección de ecosistemas marinos, de los cuales dependen para sobrevivir no solo plantas y animales, sino también las personas.
Principales hallazgos
Canty indica que un mecanismo importante de supervivencia de los A. cervicornis es la fragmentación y las piezas fragmentadas son arrastradas por las corrientes, por lo tanto, estos pueden asentarse en sitios cercanos o alejados del ejemplar del que se desprendieron. Esta situación incide en que sea difícil determinar si un coral nuevo proviene de un mismo individuo, un clon (reproducción asexual), o es producto de la unión de dos diferentes (reproducción sexual).
Si se trata de ejemplares provenientes de un mismo individuo, su uso para restaurar áreas coralinas degradadas no sería lo mejor, porque al tener los fragmentos el mismo material genético, todos serían susceptibles a las mismas enfermedades o trastornos ocasionados por situaciones de estrés, explica Canty.
En el Banco Cordelia, donde las grandes cantidades de colonias de esta especie abarcan unos 63,440 metros cuadrados, “se logró identificar una baja diversidad genética en los tres bancos del área protegida y la similitud genética de las colonias varió de 91.3 a 95.8 por ciento entre los bancos. Las tasas de ‘clonalidad’ fueron aproximadamente del 30 por ciento en los tres bancos. Y cada genotipo identificado era único para cada banco”, señala el estudio.
“Se demostraron sutiles diferencias dentro y entre los bancos, es decir no todos provienen de un mismo individuo. La presencia de múltiples genotipos sugiere que las colonias de A. cervicornis de estos bancos podría usarse para mantener y mejorar la diversidad genética en proyectos de restauración”.
Por tal motivo, “la gestión de lugares de esperanza como el Banco Cordelia y la incorporación de los datos genéticos en proyectos de restauración para garantizar la diversidad genética dentro de las poblaciones plantadas, será fundamental en el desafío continuo de conservar y preservar los arrecifes de coral”, se indica en el documento.
Importancia de los resultados
Canty explica que está feliz con los hallazgos del estudio, porque en los A. cervicornis del Banco Cordelia hay más diversidad genética de la que pensaron y hasta lo motiva para hacer un estudio parecido con manglares y pastos marinos, porque es importante conocer la conectividad existente entre poblaciones pequeñas de estos ecosistemas y en toda la región del SAM. La obtención de esos datos, así como los que produjo la investigación citada, sirven para elaborar planes de manejo basados en evidencia científica. Asimismo, contribuyen a identificar el potencial de adaptación de los ecosistemas, para que las comunidades costeras sepan cómo liderar ese manejo, porque para que una estrategia de conservación sea exitosa, hay que involucrar a las personas que viven en el área, asegura el biólogo.
La recomendación de Canty, para quienes lideren proyectos de restauración de coral, con fragmentos de los corales del Banco Cordelia, es que lleven un diario genético, para que sepan qué fragmento y de qué colonia usaron para trasplantar en determinado sitio.
Jenny Myton, ingeniera ambiental y Directora Regional de Programas de CORAL, explica que los esfuerzos de su trabajo en favor del SAM se enfocan en acciones que lo ayuden a prosperar. Por ejemplo, es trascendental disminuir la llegada e impacto negativo de las aguas residuales al Banco Cordelia, porque para que este se mantenga saludable, la calidad del agua que lo circunda debe ser óptima.
El trabajo de conservación en Banco Cordelia, el cual -según datos de la Iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable- tiene 72.23 por ciento de coral vivo, (el promedio en el SAM es del 19 por ciento), también va encaminado a que haga honor a su declaratoria, por parte del gobierno hondureño, como Sitio de Importancia para la Vida Silvestre. Esa declaratoria, lograda en 2012, tomó siete años de trabajo a varias organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entre ellas CORAL.
Por eso, los datos producidos por el estudio de Canty y colegas, serán útiles para que en equipo con las demás organizaciones involucradas se pueda actualizar el Plan de Manejo del sitio y determinar y guiar las acciones a implementar, concluye Jenny.