¿Hueles eso? Es la fetidez de huevos podridos… que persiste casi un kilómetro tierra adentro desde la costa del Caribe. Es la apestosa realidad del arribo del sargazo este año, o en otras palabras, el exceso de estas macroalgas cafés que está llegando a distintas playas de México, Honduras, Belice y otras zonas cercanas.
¿Qué es el Sargazo? ¿Y Por Qué Hay Tanto?
El sargazo es un alga que flota en el océano en grandes masas similares a islas. Mientras flota, el sargazo tiene muchos beneficios al proporcionar refugio y alimento a la vida marina. Pero una vez que la masa toca la costa y deja de moverse, empieza a descomponerse.
Aunque las arribazones de sargazo son un hecho natural, el cambio climático y el impacto humano directo han provocado una explosión en estas arribazones que vienen cargadas en nutrientes, y que se acumulan en las playas de la región mesoamericana. Las masas de sargazo empiezan a crecer en la zona del río Amazonas y mientras derivan con las corrientes continúan creciendo y multiplicándose y moviéndose con la corriente, hasta llegar al Caribe. La combinación del aumento del polvo arrastrado hacia el oeste por la minería, y la desertificación en el Sahara, mezclado con los escurrimientos de fertilizantes en el Amazonas, y el calentamiento general de la temperatura del mar ha dado lugar a las condiciones perfectas para el sobrecrecimiento de estas algas.
“Las algas crecen rápidamente”, dice Javier Pizaña-Alonso, Gerente de Programas de CORAL en Cozumel. “En estas condiciones perfectas, las masas de sargazo pueden duplicar su tamaño en unos 18 días. Puede convertirse en un problema, dependiendo del tiempo que estas masas permanecen en el océano”.
¿Cómo Afecta el Sargazo a Mesoamérica?
El exceso de nutrientes que se encuentra en las algas no sólo huele mal, sino que amenaza la salud de los entornos marinos costeros. Las algas son ricas en nitrógeno, azufre, amonio y metales pesados debido al exceso de los escurrimientos de fertilizantes en el río Amazonas, resultado de la deforestación de la selva tropical y el aumento de la agricultura.
“Cuando el sargazo llega a la costa, se degrada y crea una marea marrón. Esto afecta a la calidad del agua”, dice Pizaña-Alonso. La mala calidad del agua es peligrosa para los animales del océano, incluidos nuestros ecosistemas de arrecifes de coral. Sin agua limpia en el océano, existe la posibilidad de que se produzca un crecimiento excesivo de algas, que pueden apoderarse rápidamente de los corales constructores de arrecifes y destruir el hogar de más de un millón de especies marinas. Además, un exceso de sargazo puede asfixiar a los arrecifes de coral cercanos a la costa y afectar a los hábitats de otros animales.
Y el impacto medioambiental no es la única preocupación. El exceso de sargazo también puede afectar a la economía local de Mesoamérica, que depende en gran medida del turismo. “A los viajeros no les gusta el olor y afecta a nuestras hermosas playas”, dice Pizaña-Alonso.
¿Qué Se Está Haciendo para Abordar el Problema?
Son muchos los factores que intervienen a la hora de resolver el problema del sargazo. Según Pizaña-Alonso, en Quintana Roo, la marina está tratando de recoger las algas antes de que lleguen a la costa y en las playas. Mientras tanto, en otras zonas afectadas, como Roatán (Honduras), el gobierno ha creado un equipo de trabajo y diferentes sectores están abogando por el estado de emergencia, que permitirá utilizar fondos adicionales para hacer frente a la situación.
A pesar de la polémica, también se está investigando y analizando si es seguro reciclar el sargazo. Algunos proponen convertir partes del alga en alimento para animales o en fertilizante. Incluso se ha experimentado con la idea de utilizar el sargazo para fabricar casas, cuadernos o zapatos de bajo costo.
Como siguiente paso, a Pizaña-Alonso le gustaría involucrarse en los esfuerzos del gobierno en Cozumel y ofrecer su experiencia en ciencias marinas. También insta a los gobiernos, las empresas y los individuos a que se informen sobre este problema y por qué se produce en primer lugar. Simplemente reduciendo nuestra huella de carbono y abogando por la eliminación de tácticas destructivas, como la deforestación y la minería, hacemos posible un planeta y un océano más equilibrados para todos.
Para saber más sobre el esfuerzo de Cozumel por salvar los arrecifes de coral, visita nuestra página de programas aquí.