Cuando se cumple un año de los devastadores incendios que arrasaron Lahaina, Maui, quiero compartir una reflexión personal sobre el impacto de esta tragedia y nuestro camino de recuperación. Me llamo Makayla Rickard y, como Directora de Programas de Maui Nui en la Alianza para los Arrecifes de Coral (CORAL), tanto mi trabajo como mi vida están profundamente entrelazados con esta comunidad y sus vibrantes ecosistemas.
Los incendios que devastaron Lahaina no sólo arrasaron hogares y paisajes, sino que también destrozaron el tejido de nuestra comunidad. Para mí, este suceso fue algo más que un reto profesional: fue un reto profundamente personal. Mi familia y yo perdimos nuestra casa y, como consecuencia, nos vimos desplazados, mudándonos varias veces y enfrentándonos a grandes obstáculos. Encontrar una vivienda estable ha sido una lucha continua, especialmente con el reto añadido de tener una querida mascota. A pesar de estas dificultades, mantenemos la esperanza, animados por la fuerza colectiva y la resiliencia de nuestra comunidad.
Hoʻomau ka ʻuhane o Maui-el espíritu de Maui perdura
En el año transcurrido desde los incendios, nuestra isla ha emprendido un camino de recuperación tan complejo como esperanzador. Los incendios dejaron una profunda cicatriz en Maui, con más de 1.399 viviendas destruidas y barrios enteros reducidos a escombros.
Pero a pesar de estos inmensos retos, ha habido avances. Lugares emblemáticos como el Banyan Tree Park y la biblioteca pública de Lahaina vuelven a estar abiertos a los residentes, ofreciendo un rayo de esperanza en medio de los esfuerzos de recuperación. El querido árbol Banyan, que sufrió graves daños, ha mostrado notables signos de rebrote, un símbolo de nuestra capacidad de recuperación. Sin embargo, es importante reconocer que, aunque estos hitos son significativos, aún queda mucho trabajo por hacer. La vivienda a bajo costo sigue siendo un problema crítico, y muchos miembros de nuestra comunidad continúan desplazados, luchando contra las secuelas emocionales de la tragedia.
El Fondo Comunitario de Resiliencia en Acción
En respuesta a los incendios, CORAL estableció el Fondo de Resiliencia Comunitaria para proporcionar apoyo sin restricciones a las organizaciones e iniciativas ambientales locales. El objetivo era empoderar a quienes mejor conocen Maui -nuestros líderes locales, miembros de la comunidad y organizaciones de base- para abordar las necesidades ambientales más urgentes durante esta época de crisis. En el último año, este fondo ha apoyado una amplia gama de esfuerzos de recuperación ambiental.
Una de las organizaciones apoyadas por el fondo es Treecovery, que ha plantado 3.500 árboles en 14 centros de cultivo en todo Maui y está colaborando con el maestro tallista Dale Zarella en una serie de esculturas llamadas “Rising from the Ashes; Spirits of Lāhainā” (Resurgiendo de las Cenizas; Espíritus de Lāhainā). Estas creaciones, elaboradas a partir de árboles quemados, simbolizan la resiliencia y la regeneración de nuestra tierra.
Otra organización apoyada por el fondo es el Grupo de Biorremediación de Maui, una coalición de base formada para hacer frente a los daños ambientales causados por los incendios en Maui. Su misión es curar las cicatrices de las quemaduras en la isla mediante la biorremediación, métodos naturales de mitigación con plantas autóctonas, hongos y compost local. Su trabajo se centra en hacer el suelo más seguro para futuros cultivos, mejorar la calidad del agua y proteger el océano de escorrentías tóxicas.
La avalancha de apoyo procedente de todo el mundo ha sido abrumadora, y estoy profundamente conmovido por la generosidad de quienes han contribuido.
Sanar los Ecosistemas de Nuestra Isla
Cuando el incendio arrasó Lahaina el pasado agosto, dejó tras de sí un rastro de cenizas tóxicas, impregnadas de contaminantes como arsénico, plomo y cobre. Estos contaminantes representan ahora una grave amenaza para la salud de las zonas costeras, que son vitales tanto para la estabilidad económica de nuestra comunidad como para nuestra identidad cultural. Nuestro director regional de programas, Manuel Mejía, nos recuerda a menudo el proverbio hawaiano «E ola ke kai, E ola kākou», que significa «A medida que el mar prospera, nosotros también». Esta conexión entre nuestro bienestar y la salud de nuestros arrecifes está profundamente arraigada en nuestras vidas aquí.
Inmediatamente después de la tragedia, se instalaron barreras alrededor de los desagües pluviales para filtrar los residuos, pero gran parte de la ceniza sigue llegando al océano. Científicos locales y miembros de la comunidad trabajan incansablemente para monitorear la situación. Los científicos comunitarios están utilizando drones para filmar la escorrentía, y los investigadores están recogiendo muestras de suelo y agua para comprender el alcance de la contaminación. Por ejemplo, la Dra. Andrea Kealoha, de la Universidad de Hawái, ha desplegado sensores de agua que captan datos sobre todo tipo de cosas, desde los niveles de oxígeno hasta el movimiento del agua, lo que proporciona una imagen más clara de cómo están respondiendo nuestros arrecifes.
Llevará tiempo comprender el verdadero impacto de las toxinas en los arrecifes de coral. A corto plazo, un menor número de factores de estrés humano, como el turismo, podría ofrecer cierto alivio temporal, pero los efectos a largo plazo siguen siendo inciertos. También preocupa la posible acumulación de toxinas en los peces, lo que amenazaría la seguridad alimentaria de muchas personas que dependen del arrecife para su sustento.
Mientras seguimos navegando por estos desafíos, nos comprometemos a proteger y restaurar nuestros preciosos ecosistemas marinos, garantizando que puedan prosperar de nuevo.
Una Mirada al Futuro
Aún queda mucho por hacer, pero la resiliencia y la determinación de la comunidad de Maui me llenan de esperanza. Cada día me inspira la gente que me rodea: los vecinos que han convertido sus casas en refugios improvisados, los voluntarios que han acudido día tras día y los donantes que han contribuido a nuestros esfuerzos de reconstrucción. Este último año ha sido el más difícil de mi vida, pero también ha sido un testimonio del poder de la comunidad.
A todos los que nos han apoyado, ya sea mediante donaciones, trabajo voluntario o simplemente pensando en nosotros. Tu apoyo significa mucho para nosotros en este largo camino de reconstrucción y restauración de nuestra isla.