Si crees que monitorear los arrecifes de coral consiste solo en nadar con peces y tomar bonitas fotos submarinas, bueno, solo tienes parte la razón. Detrás de escena, es una aventura que comienza con hojas de cálculo y termina con equipo cubierto de sal y un agotamiento feliz.
Tuve la gran suerte de conocer a Gabriela Ugarte, de la Sociedad Audubon de Belice (BAS), que dirigía una expedición de monitoreo de arrecifes de coral y me permitió unirme a ella para explorar el atolón Lighthouse Reef en Belice, donde se encuentra el magnífico Blue Hole. El increíble equipo de la BAS es el comanejador in situ del Monumento Natural Half Moon Caye y del Monumento Natural Blue Hole, y trabaja en colaboración con la Oficina Nacional de Biodiversidad y el Departamento de Pesca de Belice. Estas dos áreas forman parte del Patrimonio Mundial de Belice, protegido desde 1996 y hogar de impresionantes formaciones coralinas, tortugas marinas que anidan, bandadas de aves marinas —en particular el piquero de patas rojas— y, por supuesto, vibrantes comunidades de peces.
¿Cómo es realmente un día de monitoreo? ¡Déjame explicártelo!


🧾 Antes del primer chapuzón: preparativos, permisos y planificación
Mucho antes de que las aletas toquen el agua, hay una montaña de trabajo preparativo que asegura la buena navegación del bote de monitoreo. Primero, buscamos una ventana meteorológica con mar en calma, porque nada arruina más rápido un día de buceo que las condiciones de tempestad. Luego verificamos la disponibilidad del equipo y confirmamos la logística con el capitán del bote. Es como coordinar un pequeño ejército de campo.
También presentamos solicitudes presupuestarias (¡porque el combustible, la comida para el campo y los tanques de aire no son gratis!) y nos aseguramos de que todo el papeleo esté en regla: los permisos de investigación, los formularios de responsabilidad civil, los contactos de emergencia, los planes de seguridad y los certificados del seguro de buceo se guardan (a veces literalmente) en nuestras bolsas impermeables.
Si nos dirigimos a lugares remotos, como el campamento de esta semana en Lighthouse Reef, también verificamos las preferencias alimenticias (¡yo soy vegetariana!), los medicamentos o las alergias alimenticias, y confirmamos quién se encargará de cocinar. Y déjenme decirles que tener un cocinero en el campamento es un lujo. ¿Comidas calientes después de un largo día de buceo? Sí, por favor.
Luego viene la parte divertida: las listas de verificación. Muchísimas listas de verificación. Una para el equipo. Otra para la seguridad. Otra para la comida. Puede que no suene muy sofisticado, pero es lo que nos mantiene seguros, alimentados y productivos una vez que estamos en alta mar.
☕ El día comienza (con café, obviamente)
La alarma suena temprano, porque las ventanas del arrecife no esperan. ¿Lo primero? Café. No es negociable.
Luego viene una enorme lista de verificación, comenzando con la revisión del equipo: líneas de transectos y cuadrantes, cintas métricas, pizarras, lápices, GPS, hojas de datos, computadoras de buceo, cámaras cargadas, tanques, botiquín de primeros auxilios, oxígeno, todo lo necesario (porque siempre es mejor estar preparado). Preparamos todo como si fuéramos a la batalla. Porque, en cierto modo, lo estamos… contra las corrientes, los enredos del equipo y la carrera contra el tiempo para recopilar buenos datos bajo el agua.
Además, nos ponemos en contacto con el capitán del barco, coordinamos con el equipo de vigilancia pesquera y nos comunicamos con todos los equipos. ¿Se mantiene la ventana meteorológica favorable? ¿Están todos a bordo y se encuentran bien ( literal y figuradamente)? También seleccionamos nuestros sitios —primero los profundos y luego los someros- con el objetivo de visitar tres al día, siguiendo todos los protocolos de buceo.
¿Hemos traído una copia del permiso definitivo de la autoridad del parque? Las autoridades gestoras de las áreas protegidas exigen que cualquier persona que recopile datos cuente con una autorización y un permiso de investigación científica. ¡No se puede omitir este paso!

🌞 Bien equipados y protegidos del sol
Una vez que la logística está lista, es hora de prepararse. No necesito protector solar, lo importante es cubrirme al máximo: camiseta protectora, gorra, pañuelo, gafas de sol y dos botellas de agua de acero inoxidable (porque el agua caliente no sabe igual). Enganchamos todo nuestro equipo con ganchos, parecemos árboles de Navidad con temática de arrecifes, y llevamos bocadillos saludables: fruta, mezclas de semillas, cualquier cosa que no se derrita ni se hunda.

🌊 Entramos al mar azul
Cargamos el barco y nos dirigimos al lugar. Normalmente supervisamos la salud de los arrecifes de coral; básicamente, evaluamos la composición bentónica y el estado del arrecife para realizar un seguimiento de los cambios a lo largo del tiempo. El equipo bentónico toma nota de lo que crece en el fondo marino (corales, algas, esponjas), cuenta los herbívoros clave, como los erizos, y comprueba la presencia de caracoles y pepinos de mar. El equipo de corales identifica las especies de corales, las mide y comprueba la mortalidad y cualquier signo de blanqueamiento o enfermedad. Mientras tanto, nuestro equipo piscícola se dedica a contar peces loro, meros y, ocasionalmente, barracudas que acaparan los cuadrantes.

Es un trabajo en equipo silencioso. Bajo el agua, no se habla, solo se hacen señales de «OK»👌🏽, se asiente con la cabeza y se comparte el ritmo de una inmersión de monitoreo.

📝 Después de la inmersión: aperitivos, sombra y datos
De vuelta en el barco, nos rehidratamos (¡con dos botellas de agua!) y nos lanzamos a comer nuestros bocadillos. En tierra, llega uno de los pasos más importantes: la introducción de datos. Antes de que olvidemos quién vio qué y dónde, lo registramos todo. No es una tarea glamurosa y, a menudo, es la parte menos divertida del monitoreo, pero es la columna vertebral de la protección a largo plazo de los arrecifes.

En esta ocasión, disfrutamos de la maravillosa cocina de Mrs. Irene. ¡Me alegró el día con la deliciosa comida beliceña, compartió recetas, historias y risas!
🌅 Fin del día: sal, arena y una puesta de sol
Después de enjuagar el equipo, comprobar los datos y quizá dar un chapuzón rápido solo por diversión, nos acomodamos para admirar la magia de Lighthouse Reef. Son momentos como estos los que nos recuerdan por qué hacemos lo que hacemos. El monitoreo de los arrecifes de coral no es solo un trabajo, es nuestra forma de cuidar uno de los ecosistemas más hermosos y vulnerables del planeta. Así que la próxima vez que veas una foto de un arrecife de coral, recuerda: probablemente haya sido fruto de una lista de comprobación, mucha preparación y mucho amor (y bocadillos).
A veces también tenemos finales agridulces. Y a veces, cuando crees que lo tienes todo controlado, surge algo más. Por desgracia, mi viaje de monitoreo al arrecife Lighthouse se vio interrumpido por una infección de oído. 🙁 Pero lo pasé genial mientras duró, ¡y estoy deseando volver!
Escrito por Andrea Rivera Sosa, bióloga marina, vegetariana y orgullosa colaboradora de la Sociedad Audubon de Belice.