Eventualmente, las aguas pluviales terminan en nuestros océanos, ya sea por los desagües pluviales o por las vías fluviales, como ríos y arroyos, que desembocan en el océano. Cuando las aguas pluviales contaminadas desembocan en el medio ambiente cercano a la costa, suponen una amenaza para la salud de los bañistas y causan un daño significativo a los arrecifes de coral y a otras formas de vida marina.