Descifrando los Corales, ¿Animales o Plantas? – Mitos Comunes Desmentidos

Agárrate fuerte, porque estamos a punto de aclarar uno de los mayores errores del océano.

Alguna vez viste un arrecife de coral y pensaste: ” Caramba, qué planta más bonita… ¿o es una roca?”. No estás solo en la confusión. Pero aquí está la primicia: los corales son en realidad animales, y son tan vivos y complejos como el propio océano. Nos sumergimos en el mundo de los corales para desmentir algunos conceptos erróneos y revelar la verdad sobre estas vibrantes comunidades submarinas.

“¡Pero Parecen Plantas… o Rocas!”

El aspecto de los corales puede dar lugar a dos ideas erróneas: que son plantas o simplemente rocas inanimadas. Exploremos por qué no es cierto lo uno ni lo otro examinando más de cerca los corales blandos y duros.

¿Plantas? No Exactamente:

Los corales blandos, como los abanicos de mar, las plumas marinas y los corales azules, pertenecen al grupo Octocorallia y desafían el concepto erróneo de planta con sus gráciles movimientos oscilantes. A diferencia de las plantas, los corales blandos no realizan la fotosíntesis, pero mantienen una relación simbiótica con algas que sí lo hacen. Sostenidos por estructuras espinosas llamadas escleritos en lugar de un esqueleto duro, los corales blandos muestran la flexibilidad y el dinamismo característicos de la vida animal, contribuyendo significativamente al ecosistema del arrecife al ofrecer refugio y un vibrante telón de fondo para la vida marina.

¿Rocas? Piénsalo Otra Vez:

Los corales duros o pétreos forman estructuras rígidas y complejas que a menudo se confunden con rocas. Estos corales son colonias de pólipos diminutos que segregan carbonato cálcico, formando un esqueleto duro que es la base de los ecosistemas de los arrecifes de coral. La capacidad de los corales duros para construir y dar forma al paisaje submarino pone de manifiesto su papel como animales vivos y dinámicos. Capturan alimento, entablan relaciones simbióticas y responden a los cambios ambientales, lejos de la existencia estática de una roca.

Fotografía de Martin Leglize

“Crecen como Plantas, ¿No?”

Un mito muy extendido es que los corales crecen igual que las plantas. Aunque los corales crecen y se extienden con el tiempo, su método de crecimiento es claramente animal. Los corales crecen clonándose a sí mismos, un proceso en el que un solo pólipo se divide en dos o más pólipos nuevos, ampliando la colonia. Esta reproducción asexual, conocida como gemación, es un rasgo compartido con otros animales, no con las plantas. Además, los corales también pueden reproducirse sexualmente, liberando óvulos y esperma en el agua para crear nuevas larvas de coral. Esta doble estrategia de crecimiento y reproducción subraya su naturaleza animal, que difiere significativamente de los mecanismos de crecimiento y reproducción de las plantas.

“Los Corales Hacen Fotosíntesis, Así Que Deben Ser Parte Planta”.

La presencia de zooxantelas, las algas simbióticas que viven en la mayoría de los corales, induce a pensar erróneamente que los propios corales realizan la fotosíntesis. Aunque estas algas realizan la fotosíntesis dentro de los tejidos del coral, aportando nutrientes esenciales, el coral en sí no es capaz de realizar la fotosíntesis. Esta relación es una forma de mutualismo en la que se benefician tanto el coral (animal) como el alga (planta), lo que subraya aún más el papel del coral como animal que depende de su relación con organismos vegetales para sobrevivir, en lugar de ser una planta en sí.

Fotografía de Key West Aquarium

“Los Corales no Responden a su Entorno como los Animales”.

Otro mito es que, a diferencia de los animales, los corales no responden a su entorno. En realidad, los corales mantienen una sofisticada relación con su entorno. Perciben los cambios de luz, temperatura y composición química del agua y adaptan su comportamiento en consecuencia. Por ejemplo, los corales pueden expulsar sus algas simbióticas cuando la temperatura del agua sube demasiado, una respuesta de estrés conocida como blanqueamiento. Aunque se trata de un mecanismo de defensa, pone de manifiesto la sensibilidad y capacidad de respuesta de los corales a los cambios ambientales, rasgos característicos de los animales.

Conclusión

Estos vibrantes ecosistemas, creados por animales pequeños pero resilientes, ponen de relieve la increíble capacidad de recuperación y diversidad del océano. Reconocer a los corales como entidades vivas nos impulsa a reevaluar nuestra relación con el medio marino. Esta comprensión sirve de llamada de atención, instándonos a adoptar comportamientos más responsables y a tomar decisiones que favorezcan la salud de nuestros océanos. Al reconocer nuestro papel en este ecosistema, se nos invita a contribuir positivamente a la conservación de los arrecifes de coral y la rica biodiversidad que sustentan.

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